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16.5.12

LA ALFOMBRA ROJA: SOMNÍFEROS Y PESADILLAS

1 comment:
 

En honor a la Gala del MET 2012.

Cierta brujería deben tener las alfombras rojas de los eventos internacionales, que consiguen alejarnos de nuestras actividades cotidianas - que de seguro son más importantes- y fijemos en cambio, nuestra atención en la llegada de las celebridades de turno -sean actores, cantantes o socialites- a la gala del momento, con el único fin de degustarnos visualmente -para bien o para mal- con lo que visten.

El magnestismo de la alfombra roja es tal, que suele superar a la velada misma, haciendo que europeos se trasnochen sólo para ver los trajes por los que se han decantado los invitados en eventos americanos y los americanos en cambio, madruguemos para no perdernos un sólo pase por la alfombra en alguno europeo.

Conociendo entonces, de la importancia de este espacio de casi 3 horas antes de la gala, donde todos posan para las flashes y ofrecen entrevistas a diestra y siniestra respondiendo a la infaltable pregunta: "de quién vistes?", las celebridades aprovechan para enfundarse en los trajes más exquisitos de las firmas del momento con el único fin de promocionarles y reafirmar su estatus.

A primeras no pareciera haber algún problema con esto, sin embargo, la alfombra roja ha perdido aquel brillo y prestigio que alguna vez le caracterizaba, donde el derroche de glamour, abrazado por una estética kitsch e individualista no daba cabida a la necesidad de tener un estilista personal ya que la único requisito, era impactar. Así, los vestidos pasaban a ser declaraciones, mensajes casi políticos y sátiras ante la formalidad de aquellos eventos donde celebrar un triunfo, se debería hacer como una gran fiesta. Los vestidos sobre la alfombra roja se convertían en referentes físicos que documentaban una época, pues era una verdadera pasarela cultural.

Hoy, en cambio, estos eventos son tomados con tanta seriedad y severidad, que se han transformado en un desfile de extremo buen gusto donde el tedio y el aburrimiento se combinan gracias al exagerado asesoramiento de los ya establecidos estilistas y la presión que el mundo está ejerciendo sobre la apariencia de sus clientes.

El mundo parece olvidar que las celebridades son de otro mundo: el del ENTRETENIMIENTO, por lo tanto su trabajo es entretener dentro o fuera del escenario. Por algo un híbrido de humano-cisne se presentó a los Oscars con forma de Björk, o Kim Bassinger, del brazo de Alec Baldwin en 1991 horrorizaba a todos con un vestido que se mantiene hasta la fecha, como el peor vestido llevado a alguna gala ó la Madonna de antaño, o Cher o Lil Kim y hasta la mismísima Anna Wintour fueron y serán recordadas por vestidos que rompían todas las barreras del vestir. De hecho la carrera de la sra Wintour se disparó por mezclar lo que parecía imposible: alta costura y moda callejera en su inicial trabajo en Vogue.

Aún así, hay cosas que nadie parece olvidar, como el 9/11; uno de los principales factores en éste gran cambio cultural. La caida de las Torres Gemelas en New York, fue el primer detonante que generó la conocida "Cultura del Miedo" donde la continua repetición de mensajes intencionalmente distorsionados trajeron consigo un fenómeno consumista que se ha quintuplicado diez años después. La estigmatización del rechazo por no comprar cierto producto, o pensar, o escuchar o no vestir cierta marca, trajo consigo una democratización del lujo, demarcando clases sociales y polarizando el pensamiento en 'IN' y 'OUT'.

Los medios impresos fueron los primeros en intesificar este caos. Desde inicios del 2002, las ventas de los diarios tipo tabloides se dispararon al dedicarse a colocar en portada a las estrellas en sus momentos más vergonzosos; borracheras, discusiones y vaginas se convirtírían hasta la fecha, en el pan de cada día . Las ediciones favoritas y por ende, más vendidas, fueron en las que las celebridades son capturadas sin maquillaje, algo que en nuestra nueva cultura, es un horror.

Esta Cultura del miedo donde las celebridades -aún cuando siguen generando muchisimo dinero- se convierten en blancos del público, sigue creciendo por medio de la internet y es tal vez la prinicipal razón al aburrimiento que se vive actualmente en el mundo pop.

Andy Warhol fue tal vez el primero en percibir aquel fenómeno muchos años antes con su mítica reflexión sobre la estratificación usando a la Coca-Cola como ejemplo: "...Puedes estar viendo la tele y ver la Coca-Cola, y sabes que el Presidente bebe Coca-Cola, Liz Taylor bebe Coca-Cola, y piensas que tú también puedes beber Coca-Cola." Aquella frase que elimina cualquier jerarquización social es hoy representada de manera fiel en la cultura del internet y claro, las redes sociales.

Con un blog, twitter o tumblr, el usuario se convierte en un dictador, árbitro y jurado de las celebridades. Las líneas que parecían dividir quién podía opinar o cuya opinión era importante han parecido desvanecerse mientras tu blog genere millones de visitar, tenga miles de seguidores y adquiera relevancia social.

Las redes sociales, específicamente twitter, consiguen en cambio que las celebridades -por presión social- bajen de sus constelaciones para hacerse con una cuenta y compartan su vida con sus millones de seguidores y ése es tal vez, el punto más determinante de todos. Al ejercer una relación directa con el mundo, las celebridades se han quitado aquel "manto de misterio" que les alejaba de las "personas del común" y se dedican en cambio a compartir su vida -que resulta siendo aburrida- destruyendo la imagen que suelen presentar bajo los reflectores. Las celebridades no han entendido que al mostrarse y crear vínculos virtuales inexistentes con sus seguidores, están expuestas a que cualquier opinión de cualquier parte del mundo llegue a sus ojos con sólo anteponer una arroba a su nombre; sobre su físico, sobre el vestido que vistan, sobre su pareja de turno, sobre sus inclinaciones sexuales, sobre su familia etc. Las celebridades como Hércules, son dioses convertidos mortales.

Las celebridades hoy en día son entonces, personas comunes con trabajos extraordinarios que comparten una cuenta de twitter -El presidente usa twitter, Liz Taylor usó twitter y nosotros usamos twitter- pero por ser estrellas convertidas mortales, están propensos a cualquier tipo de crisis (de identidad, alimenticias, existenciales, nerviosas) gracias a la -ya mencionada- presión que ejercen sobre su vida.

Antes era muy sencillo inmortalizarse en un evento ya que todo quedaba en el mismo y en diarios que repetían la misma noticia por meses. Hoy, con herramientas de información inmediata, las celebridades viven precabidas, inhibidas y no caminan sobre polvo de estrellas -como solían- sino sobre cáscaras de huevos, temiendo romper no sólo su suelo sino también su imagen. Por eso los estilistas, por eso el temor a una espinilla porque hoy todo es HD (High Definition), por eso el temor a ser auténticos, por eso la seguridad en la alfombra roja.

Finalmente, el mundo también parece olvidar que, aquella autenticidad histriónica e ingenua representada en los vestidos que llevaban a los eventos, sólo lograba ennaltecer su estatus de distinguidos al lograr una imagen maravillosamente ridícula de su persona. En las alfombras rojas han desaparecido los halos que se solían formar a su alrededor que contrastaba con el pasional color, que les alejaba de la realidad y les hacía ver cada vez más innalcanzables, más brillantes e indudablemente, como verdaderas estrellas.

1 comment:

  1. Este es, muy de lejos, el mejor blog que he visto en los últimos meses.

    Me fascina la capacidad de redacción. Te sigo, YA.

    Visita - El Príncipe Gitano http://elprincipegitano.blogspot.com/

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