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27.1.12



Hace 10 años, para estas fechas, la semana de la alta costura en Paris, celebraba exitosas, majestuosas y hasta legendarias colecciones da aquellos a los que se les adjudicaba el término de "guardianes de la moda".

Un excéntrico John Galliano, vestido de torero, presentaba una colección de la casa Christian Dior inspirada en la cultura rusa llena de energía; involucrando bailarines, músicos y modelos que parecían más disfrazadas que vestidas. La mezcla del clasicismo de la firma junto a la exagerada modernidad que le agregaba el gibraltareño, eran siempre un éxito.

Christian Lacroix se inspiraba en Sex&TheCity, en Sarah Jessica Parker y en las junglas de África y NY para sus siempre ostentosas pero muy cuidadas, detalladas y maravillosas colecciones.

Julien Macdonald hacía sufrir a Givenchy con una colección confusa basada en la divinidad y en los ángeles con siluetas nada favorecedoras y zapatos horrendos.

Jean Paul Gaultier era alabado con una colección que exaltaba el cuerpo de la mujer y que como siempre (en ese entonces) evidenciaba su romanticismo y patriotismo.

Ungaro tenía a Emmanuele Ungaro.

Valentino tenía a Valentino.

Donatella vivía en el limbo de una casa que apenas hacía la transición hacia el nuevo milenio y debía replantear el canon de mujer Versace, que en ese entonces parecía el de Barbie de 3 pesos: llena de tornasolados, encajes y mini-vestidos de prostituta de taberna. Algo como una italiana ravé en LSD.

Yves Saint Laurent se despedía, después de 40 años de triunfo, de las pasarelas con su primera colección de alta costura la cual consistía en más de 270 pases dónde se incluían los trajes más memorables del modisto. Su ropa fue prácticamente alta costura de principio a fin.

Balmain tenía a Oscar de la Renta.

Y Christina Aguilera lanzaba "Dirrty". Video que cambiaría mi vida.

Diez años que parecieron volar. "Diez años no son nada" dicen pero, en una década aprendemos a hablar, a orinar solos, a leer, a limpiarnos el culo, a alabar, a despedir, a contratar nuevas promesas del diseño y a hacer historia.

Christian Dior, hoy en manos de Bill Gayten, se olvida de las colecciones como espectáculo a las que Galliano acostumbró por 15 años y presenta una colección basada en el clasisismo de la casa sin la modernidad que le caracterizaba. Un poco sosa a mi gusto y sin propuesta de innovación. La influencia de John se hace evidente en muchísimas de las prendas.

La casa Christian Lacroix entró en quiebra y se vió obligada a cerrar.

Karl Lagerfeld para Chanel, presenta una colección con 150 tonos de azul y pelos alborotados inspirado en Alice Dellal. El concepto de bolsillos a la altura de la cadera para simular una actitud de chicos con manos en jeans fue muy acertada aunque no sé si muy apropiada para con la firma.

Givenchy vive un periodo de cosecha con Riccardo Tisci a la cabeza, repartiendo maravillosas colecciones de alta costura que, en vez de modo show, les prefiere presentar como esculturas. Sin modelos. Ellas son fotografiadas antes de presentar las prendas.
La colección, cuyo trabajo en algunas piezas tomó más de 300 horas de proceso, es una delicia de muestra artesanal que incluye materiales como el coco. Tisci parece apropiarse de la oscuridad de personajes como Ethel Granger y se evidencia con los accesorios enormes e intimidantes que portaban las modelos. Los vestidos, que parecen un poco pesados al ojo y ciertamente lo deben ser llevan también implícito como referencia (por no decir copia), el trabajo del gran Azzedine Alaïa.

Jean Paul Gaultier, uno de los modistos más importantes de Paris, presenta una colección que si bien no se ve propiamente como alta costura, ha levantado altos comentarios sobre el aprovechamiento de la imagen de la fallecida Amy Winehouse. Algunos han considerado esa movida un gancho oportunista para atraer la mirada a su colección, incluyendo al padre de Amy quién se ha levantado en contra del diseñador.

Valentino ya no tiene a Valentino, sino a un dúo que confunde romanticismo con pereza.

Donatella Versace, para Atelier Versace, después de ocho años de no haber presentado un show de alta costura, aparece re-descubriendo el canon de mujer Versace, lo adapta a la época actual y se adelanta tres pasos más al tiempo presentando "glamazonas" futuristas. En sus prendas, se nota el intento de volver a hacerse en el mercado Hollywoodense y Kim Kardashian será una de sus víctimas.

Yves Saint Laurent está muerto.

Ya no hay Balmain alta costura.

Christina está más gorda que nunca.


23.1.12

J'adore Dior by Riccardo Tisci

No soy un blog de moda por que no soy víctima de ella. NO compro lo que impone, porque, viviría en bancarrota. No compro zapatos, ni bolsos, ni camisas de diseñador. De hecho, no tengo nada de diseñador en mi armario. Nada. Lo que más se le acerca, es mi álbum 'Watch The Throne' de Kanye West y Jay-Z cuya dirección estuvo a cargo de Riccardo Tisci y, nisiquiera es la edición deluxe.

No soy un blog de moda porque aunque sé quién es Pierre Bergé, Lillian Bassman, Madame Grés, Mr Pearl, Dovima o hasta Serge Lutens no sirve de nada. No importa. ¿A quién le importa?. Los de hoy son Alexander Wang, Mert y Marcus, las Olsen, Lindsey Wixson y hasta Lady Gaga. A nadie le importa que tengas cientos de datos bibliográficos en tu cabeza si "al final siempre nos quedará Wikipedia". A menos que la SOPA la cierre, claro. Mientras tanto, ¿de qué sirve hablar del antaño si la gente vive en el presente, pero nadie en el futuro?

No soy un blogger de moda porque sólo tengo 7 seguidores, y eso no es suficiente para que algún diseñador me envíe piezas de sus futuras colecciones para hacerme fotos, portándoles y alabándoles, para incrementar así, mi número de visitas y reafirmando inconscientemente el poder que tienen los diseñadores sobre mi. ¿Cómo esperan que les lama el culo si no me están consintiendo como un príncipe?

Tampoco soy un blogger de moda porque, aúnque soy exhibicionista y estoy buenísimo y hay cientos de fotos mias semidesnudo en internet; en moda, eso no es importante porque la moda de hoy no vende sexo. Y yo soy porngrafía.

No soy un blog de moda porque no miento. No me gusta que me presten la ropa para tomarme unas fotos y subirlas a Lookbook, Fotolog (si aún se usa) o blogger y pretender que estoy al último suspiro de la moda. De hecho, nunca me ha gustado prestar ropa. Nunca.

No soy un blog de moda porque, desafortunadamente no fui un pionero en el mundo social web, que es donde radica el éxito de muchos, quienes de hecho, comenzaron escribiendo (y muy bien!), opinando (muy atrevidamente) y subiendo fotos propias con un punto tan personal que se fueron haciendo admiradores. Hoy, ya consagrados, no hacen sino subir fotos a todos los desfiles a los que asisten, enseñando sus estilismos, y adjuntándo un reducido pie de foto anecdótico.

No soy un blog de moda porque no me gusta la moda. La de hoy y la que parece, será del mañana.
Hay que ser sinceros; la moda de hoy es aburrida. Ya no hay sexo, no hay mujeres, ni hay hombres; no hay desorden ni hay revolucionarios, ni románticos, ni sabios ni estúpidos, ni inteligentes; ya no hay peleas
entre modelos, ni exclusividad en las firmas, ni escándalos. Hoy sólo hay anorexia y hambre de popularidad. Lo avecinaba el despido de Carine Roitfeld quien, dejando Vogue Paris, dijo que "la atmósfera ya no es tan eléctrica como lo fue una vez y ahora tiene tanto carisma como una conferencia de medicina" y si yo sentado en mi escritorio lo percibo, ¿qué esperanza queda para los que la viven y aman?

No soy un blogger de moda, porque la moda es efímera. Cambia 3 meses (lo siento, Oscar Wilde) y los bloggeros también. Los blogs, de hecho, "ya están pasados de moda". Desde el 2009, que lo sepan. No lo digo yo, lo dicen las estadísticas. La masificación de los blogs fue su propio némesis.
Lo de hoy es twittear y tumblrear que no es sino información edulcorada.

No soy un blog de moda porque soy anónimo. Porque me he autocensurado. Modefucker me hago llamar; creo que no saben más de mi. No lo hago por parecer interesante porque, soy intereresante. Nisiquiera sé por qué lo hago. Si supieran mi edad, ¿aumentaría mi tráfico? Si digo que tengo 13, ¿les interesaría más?. La afinidad es el opio de los bloggeros y de la sociedad misma.

En un blog de moda prima el físico antes que el intelecto. El interés de los lectores (de imágenes) reside en la relación imaginaria que establecen con el dueño del blog. Los lectores se convierten en asiduos visitantes y crean un nexo en su cabeza con alquien que nisiquiera les conoce pero, de los que viven al tanto. Por amor o por envidia. Como el amor del colegio o aquella persona popular del cole a la que siempre nos quisimos parecer. Es llenar un vacío negado. Y la necesidad es tal que se creen amigos y comentan dejando cortos mensajes halagadores, como si se tratase de un mensaje de texto, que, normalmente suele no ser respondido. Porque los populares son y deben ser así... misteriosos.

Yo no soy un blog de moda porque soy de Colombia. De latinoamérica, del tercer mundo.  Porque vengo de un país que aunque tiene 6 semanas de la moda al año, ninguna es relevante porque aquí casi nadie vive ni le importa la moda, aunque todos creen estarlo. Porque no me he ido a estudiar a la Saint Martins y no adoro a Kate Moss. Tal vez no lo soy porque si me tocara subir mis estilismos, este blog viviría lleno de 'desnudismos' ya que en Barranquilla el calor es tal, que no da para 'el layering' sino para el 'stripping'. Tal vez no lo soy porque no uso diseñadores, aunque en Colombia eso no es importante porque aquí se lleva Puma, no Prada.

A fin de cuentas no soy un blog de moda porque no he querido. Porque la vida más dulce es la de no pensar en nada y yo pienso muchísimo. Ellos no. No sé si soy interesante pero sé pretenderlo. No lo soy porque no quiero que me envidien así como yo les envidio. No lo soy porque no creo en lo que son ni en lo que se han convertido pero, así como dijo David Gaham "yo no creo en Jesus pero sigo rezando... uno nunca sabe" en realidad, uno nunca sabe así que, quizás...algún día... ojalá llegue a ser un blog de moda.

16.1.12


A veces pienso que un blog es pornografía. Me parece maravilloso ese pensamiento mio aunque estoy seguro, que muchos difierirían conmigo. De hecho, todas las páginas, se han convertido indirectamente en pornografía: entramos, comenzamos a ver, nos emocionamos, adelantamos a las partes interesantes (scroll), seguimos adelantando (scroll scroll), esperamos el climax o la corrida y cerramos. Es un acto fugaz que no incluye un detenimiento y disfrute del ojo y es aterrarrador porque, al igual que un clip porno, podemos llegar a ser percibidos como efímeros, casuales y predecibles.

También pienso, a veces, que los bloggeros somos zorras, no putas, zorras. A las zorras no se les paga, a las putas, sí. Las putas vendrían siendo los reporteros a sueldo, esos que complacen a su cliente escribiendo lo que él quiere.  Nosotros en cambio, creamos una cuenta en blogspot sin que nadie nos lo haya pedido y sólo por el hecho de auto-satisfacernos, posteamos fotos que nos gustan, escribimos párrafos cortos o largos (como los polvos) sobre los que nos causa placer o rabia y comunmente, soltamos todo sin misericordia. Somos libres, como lo somos en una cama. El sexo como bloggear, es igual de terapéutico.

Los más emocionantes suelen ser los anónimos: el sexo anónimo y los bloggeros anónimos. Nadie sabe quién escribe ya que nos escondemos en un pseudónimo. Al final no importa. Lo que importa es el contenido ¿no? De igual forma, aunque haya un nombre o un nickname, tampoco se conoce -a fondo- a los lectores que normalmente comentan y eso tampoco importa, ¿cierto?. Lo que importa es el disfrute emocionante y recíproco.

La supuesta emoción que radica en el disfrute equitativo blogger-voyeur de cualquier forma posible, ya sea con música suave de fondo, en la oscuridad de un cuarto, a la luz del día, en frente de muchas personas, en silencio o hasta siendo devorado con crema chantillí no es, sino una requisito interno de ser reafirmados por otros. Si escribimos, es para ser leidos. Es una necesidad primitiva de dejar registro de cualquier evento, al tiempo que esperamos saciar la mente inquieta y curiosa de quien lo lee y claro, que nos digan "qué tal estuvo". Decir que uno escribe para uno mismo, sería el equivalente a hacerse un "candado", es decir, auto-cojerse.
Aún no he intentado auto-cojerme. Al contrario. Ustedes ya me han visto en acción; mis polvos son largos, casi innacabables pero increiblemente satisfactorios al final y, soy tan engreido que me gusta que me lean completo al tiempo que siempre espero impaciente con un cigarrillo que me digan qué tal estuvo. 

Soy el sexo. Soy el sexo hecho carne. Para mi es imposible desasociarme de aquella necesidad física que sentimos todos los humanos y animales de cojer cojer y cojer y la canalizo en todas las formas de expresión posibles. Soy un personaje de una película de John Waters; igual de cínico e igual de libre. Y no me importa. No sé si lo reflejo en mi blog aunque tampoco me importa. Depronto por eso tengo tan pocos lectores, aunque mis visitas parece disparadas. Como si me vieran en una esquina y no hablaran, por miedo o por total desinterés. No sé.

Para este año, entonces, tengo varios propósitos con el blog. No como los del año pasado. Dado que el Oscar aún no ha llegado y Terry Richardson todavía no sabe quien soy, esta vez son más propios. Por ejemplo, quisiera que fuera una puta de calité, o una zorra popular al menos en el mundo de la escritura; quisiera tener más amantes (7 están bien aunque mi mente ninfómana pide más) pero sobre toda las cosas, quisiera que mis post sean reducidos, más íntimos (no personales) pero en vez de una sesión sudorosa de sexo, que sean pajazos mentales traducidos en códigos y, así como lo es la paja para un impuber, que sean igual de constantes.

Desafortunadamente, eso no depende de mi. Mi mundo de moda, mi motel de refugio, va en crísis. Ya no tengo amantes de los que vivia enamorados. La vida me los ha ido quitando uno por uno cada año, de seguido. Los de ahora son casuales y olvidables; entonces sucumbo en mis pajazos largos basados en recuerdos para ayudar a la estimulación y mantener una erección firme. Quisiera usar viagra o algún un placebo para aligerar mi mente y funcionar mejor pero, yo por muy sexual tengo corazón y también amo así que pido de vuelta a mis amantes para entregarme en cuerpo y alma antes de volverme frígido o peor... impotente porque yo, siendo un hijodeputa lo digo hoy y lo digo siempre: "los diseñadores como el sexo: entre más orgasmos me produzca, más rápido me enamoro".
 
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