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8.6.12

PRADA

4 comments:
 

Me encanta la Coca-Cola, ¿a quién no? Seguro serán pocos los renuentes a ella con razones que siempre serán refutables, pero la democracia dicta que la mayoría siempre gana, entonces la Coca-Cola gana. Yo al menos vengo adorando aquella marca de la que ni siquiera recuerdo mi primer acercamiento, pero que forma parte de mi, como si siempre hubiera estado allí desde que nací.

Estoy seguro que no soy el único al que le sucede lo mismo y no importa, porque a pesar de su frivolidad y que no tiene ninguna filosofía de vida, su nombre, más todo lo que le envuelve, han logrado 'colarse' en las nuestras, convirtiéndose en un estilo, en una necesidad física y en una de las imágenes posicionadas en nuestro 'top of mind', le compremos o no. A mi me entran ganas de Coca-Cola cuando quiero refrescarme, porque es lo primero que pienso que logrará saciarme, no importa si hace frio o calor; si es de día o de noche; las ansias aparecen y hay que satisfaccerlas como si se tratase de una droga -siendo una, inconscientemente.

Al darme cuenta que claramente tenía un problema, un día me detuve a cuestionar y analizar aquella necesidad física y el poder que tiene sobre nosotros, sus consumidores, al entrar en nuestras cabezas y convertir su producto en el primero de la lista, eliminando o nublando cualquier tipo de competencia.

Fisicamente, todos sabemos que Coca-Cola es lider en su campo, tanto con su línea principal como con sus alternas y enjuiciar su físico, sería contrariar todo la magia que rodea su imagen pero, al desmembrar su composición y llevarle a su mínima expresión omitiendo sus millonarias campañas, nos encontramos con una sustancia que resulta siendo poco atractiva. Por ejemplo, despejar la Coca-Cola a su producto base, es encontrarse con agua negra y turbia en la que habría que usar botas hasta las caderas; es ligeramente pesada y con un sabor que se asemeja al de algún metal. Es como si todos sus componentes (marca-empaque-producto-branding) estuvieran diseñados a funcionar en una simbiosis para mantener intacta su esencia. Sino, sería una Pepsi.

Psicológicamente, aún cuando en sus inicios se presentaba al clima y mantiene como premisa la frescura, la Coca-Cola es de personalidad FRÍA. Bajo todo ese halo de calidez que parece percibirse en sus campañas, sea cualquiera estación del año, es un producto oscuro que sólo funciona perfectamente cuando está helado, pues allí reside su carácter. Y es gracioso porque, entre más gélida la Coca-Cola, más exquisita. Fuera de su contexto sería molesto a los dientes y desentonaría con cualquier cosa que le acompañe. Por otro lado, una vez consumida -gracias a las alteraciones que provoca en nuestro cuerpo por la salobridad que contiene- nos dejará siempre con ganas de más.

Comercialmente es una GENIO. Basta con exponer los dos párrafos anteriores y darse cuenta que aún con sus falencias, no se obstaculiza su notoriedad ya que su éxito se mantiene gracias a sus efectivas estrategias de marketing, excesivo branding e inversión a su nombre. Coca-Cola, a pesar de ser atemporal, es un producto de futuro y evita a toda costa la nostalgia, siempre proponiendo respuestas a sus consumidores y cada vez buscando ir más allá  haciendo lo impensable, como el ubicarse en un desierto en medio de la nada donde sólo hay sed.

Esa actitud de omnipresencia, que le ha llevado a aparecer -sin vergüenza- en todos los medios: radio, televisión, libros, internet y hasta en películas donde su nombre puede ser el eje de la misma consiguen día a día cambiar nuestros modos de percepción hacia ella y ajustarlos a sus dictámenes edulcorados con su ambición y marketing de primera dónde lo único que ha hecho la Coca-Cola, es hacer de lo feo, algo atractivo.



(Si al terminar, no entendió el sentido del post, clicka en 'Más información' para atestiguar cómo con Prada pasa exactamente lo mismo.)


Me encanta Prada, ¿a quién no? Seguro serán pocos los renuentes a ella con razones que siempre serán refutables, pero la democracia dicta que la mayoría siempre gana, entonces  Prada gana. Yo al menos vengo adorando aquella marca de la que ni siquiera recuerdo mi primer acercamiento, pero que forma parte de mi, como si siempre hubiera estado allí desde que nací.


Estoy seguro que no soy el único al que le sucede lo mismo y no importa, porque a pesar de su frivolidad y que no tiene ninguna filosofía de vida, su nombre más todo lo que le envuelve, han logrado 'colarse' en las nuestras, convirtiéndose en un estilo, en una necesidad física y en una de las imágenes posicionadas en 'nuestro top of mind', le compremos o no. A mi me entran ganas de  Prada cuando quiero refrescarme, porque es lo primero que pienso que logrará saciarme, no importa si hace frio o calor; si es de día o de noche; las ansias aparecen y hay que satisfaccerlas como si se tratase de una droga -siendo una, inconscientemente.

Al darme cuenta que, claramente tenía un problema, un día me detuve a cuestionar y analizar aquella necesidad física y el poder que tiene sobre nosotros, sus consumidores, al entrar en nuestras cabezas y convertir su producto en el primero de la lista, eliminando o nublando cualquier tipo de competencia.

Fisicamente, todos sabemos que  Prada es lider en su campo, tanto con su línea principal como con sus alternas y enjuiciar su físico, sería contrariar todo la magia que rodea su imagen pero, al desmembrar su composición y llevarle a su mínima expresión omitiendo sus millonarias campañas, nos encontramos con una sustancia que resulta siendo poco atractiva. Por ejemplo, despejar la  Prada a su producto base, es encontrarse con agua negra y turbia en la que habría que usar botas hasta las caderas; es ligeramente pesada y con un sabor que se asemeja al de algún metal. Es como si todos sus componentes (marca-empaque-producto-branding) estuvieran diseñados a funcionar en una simbiosis para mantener intacta su esencia.

Psicológicamente, aún cuando en sus inicios se presentaba al clima y mantiene como premisa la frescura,  Prada es de personalidad FRÍA. Bajo todo ese halo de calidez que parece percibirse en sus campañas, sea cualquiera estación del año, es un producto oscuro que sólo funciona perfectamente cuando está helado, pues allí reside su carácter. Y es gracioso porque, entre más gélida Prada , más exquisita. Fuera de su contexto sería molesto a los dientes y desentonaría con cualquier cosa que le acompañe. Por otro lado, una vez consumida -gracias a las alteraciones que provoca en nuestro cuerpo por la salobridad que contiene- nos dejará siempre con ganas de más.

Comercialmente es una GENIO. Basta con exponer los dos párrafos anteriores y darse cuenta que aún con sus falencias, no se obstaculiza su notoriedad ya que su éxito se mantiene gracias a sus efectivas estrategias de marketing, excesivo branding e inversión a su nombre.  Prada, a pesar de ser atemporal, es un producto de futuro y evita a toda costa la nostalgia, siempre proponiendo respuestas a sus consumidores y cada vez buscando ir más allá  haciendo lo impensable, como el ubicarse en un desierto en medio de la nada donde sólo hay sed.

Esa actitud de omnipresencia, que le ha llevado a aparecer -sin vergüenza- en todos los medios: radio, televisión, libros, internet y hasta en películas donde su nombre puede ser el eje de la misma consiguen día a día cambiar nuestros modos de percepción hacia ella y ajustarlos a sus dictámenes edulcorados con su ambición y marketing de primera dónde lo único que ha hecho  Prada, es hacer de lo feo, algo atractivo.


4 comments:

  1. Como siempre, me dejas con ganas de más...

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  2. awesome

    www.pinstripeprince.blogspot.com

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  3. COKE X PRADA WHAT A SITE. I hope you can check out my site: http://theproverbs.net and FOLLOW. Thanks for your time. Hope to hear from you soon and joining.

    best wishes,
    steven b.

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  4. WOW
    O sea tengo mil comentarios porque soy muy cool

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