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19.12.11


Marta Traba fue una dura crítica de arte argentino-colombiana reconocida por sus apuntes filosos en contra o a favor de algún artista que buscaba darse a conocer. Sus contribuciones sobre el estudio del arte latinoamericano propinó la caida de muchos y levante de pocos artistas de la época, entre los que se destaca, el éxitoso Fernando Botero, artista colombiano, considerado de los más importantes -casi-vivos- en el mundo.
La genialidad, exquisitez y claridad de las palabras de Marta no daba espacio para contradicciones ajenas. Los ensayos iban bañados en objetividad y credibilidad por parte de una mujer que se convirtió en engranaje del mundo del arte Latinoamericano. Algo como una querubín. Aún así, no faltaba el imprudente, dudoso de su credibilidad como crítica, que le pedía dibujar una manzana; a lo que ella se sonrojaba y decía que no sabría ni dibujar una línea bien y mucho menos, sin criticarle.

Para esos años donde Traba aún vivía (60s, 70's, 80's) tampoco existía una extensa masificación de medios de comunicación, y la asociación nombre-imagen no era tan potente y necesaria lo que ayudaba a crear un halo de misterio alrededor de personajes que se refugiaban en las letras, como fue el caso de Marta o en sus voces, como las populares radionovelas. El nombre y el talento prevalecían antes que la imagen. De hecho, si Marta Traba hoy en día estuviera viva, sufriría de incredulidad por parte de muchos dado que al googlearle, su figura modesta y delicada contradice el terror que infundían la voracidad de sus ensayos.´

Esto no es mentira, grandes sociólogos lo demuestran y lo atestiguan de diferentes formas; por ejemplo, en un episodio de South Park, Stan, Cartman, Kenny y el judío crean un show de tv que recibe malas reseñas por parte de un crítico temido por todos los programas de tv. Cuando van a refutarle y se encuentran con un hombre feo, descuidado y resentido con la sociedad, el temor y rabia de los niños se disuelve y hasta se terminan mofando de él y ponen en tela de duda su punto de vista sobre su show (que es una mierda) dejando claro de cómo actualmente, la apariencia genera credibilidad.

Si bien se ha hablado repetidamente en éste maravilloso blog de la entrada de la apresurada era digital, es de importancia tener en cuenta que éste afán trae consigo una necesidad que si parece absoluta: LA IMAGEN. La física, la cuestionable, la criticable; sea de una persona, animal o cosa.
La experiencia de percepción que generabamos a partir de la imagen mental al leer una pequeña biografía, leer un libro, escuchar una canción, al imaginar un lugar o masturbarnos se ve reemplazada hoy por la necesidad de saber QUIÉN ES, CÓMO LUCE y QUÉ HECHO esa persona para que nosotros nos comamos aquello que nos están sirviendo. Ya no basta que los textos vayan firmados con el nombre del autor, ahora deben llevar una foto adjunta del mismo y un pequeño párrafo biográfico, sea en una revista o en la contraportada de un libro; las canciones deben tener videos musicales; los libros se convierten en películas taquilleras con actores del momento que nublan los una vez imaginados (que lucían mejor) y hay porno por doquier trayendo consigo, la muerte del sexo.

Es una necesidad -casi que una exigencia- exponerlo todo, sin saber que sólo se está logrando entorpecer la experiencia de imaginar. Hoy en día el mundo se mueve tan rápido que ya no hay tiempo para pensar, como dijo Suzy Menkes. Ya no hay tiempo de generar concepciones sobre algo o alguien. Etamos demasiado ocupados. Hoy en día casi todos nos basamos en lo que vemos y muy comunmente, en lo que vemos a primeras. Acaso no dice el refrán que "una imagen vale más que mil palabras?". Y todo porque el mundo nos lo está ofreciendo y exigiendo a la vez.
Entonces con ello, tenemos que revelar nuestros estudios, nuestros viajes, nuestros secretos si queremos que nos lean, vean, compren, sigan y CREAN. Ya no basta con refugiarse detrás de unas letras para escribir sobre algún artista o diseñador, ni demostrar argumentos basados en mil referentes previos, en apuntes bibliográficos, en experiencia propia y ajena, no. Hoy en día todo ésto toma fuerza o puede ser tomado más en cuenta SI LO EXTERIORIZAMOS en nuestro físico, en nuestro devenir y en todas las cosas que nos rodean pero sobretodo, si lo compartimos con el mundo, como si le importase.

Estoy siendo atrevido, y aclaro que no es una verdad absoluta y no aplica para todos. Pero en un mundo gobernado por las redes sociales y la imagen digital, se hace casi que obligatoria la necesidad de exponerse, y no como una persona común y corriente, no. Todos debemos vernos interesantes. Para lo que sea. Para conseguir trabajo, porque ahora los jefes revisan tu facebook; para vender álbumes de música, para conseguir un novio o un amante y sobretodo, para volvernos populares en la Internet, que es donde parece estar el nuevo mundo. Es como si la mente parafraseara una y otra vez aquel dicho gringo "Dress for sucess" (vístete para el éxito) y de paso, te pide colgarlo en tu blog o imagen de perfil de alguna red social.

Así mismo, con la prostitución de la imagen, nuestra mente se ha configurado para volvernos personas exigentes; nuestro cerebro pide cosas bellas, que todo sea bello y perfecto. Queremos mejores cuerpos y nos machacamos en el gimnasio y preferimos salir con alguien que cumpla estándares físicos similares; todos ahora parecen obsesionados con tener los dientes blancos y se desgastan el esmalte a punta de blanqueamientos; compramos libros basándonos en su diagramación o en lo atractivo que pueda verse en nuestra estantería, obviando el contenido del mismo; criticamos la portada de una revista sin siquiera haber ojeado el contenido, y en muchos casos, haberla siquiera palpado; las cámaras, ordenadores portátiles, estufas, planchas, ollas, cucharas, dispensador de papel higiénico, cajas de toallas sanitarias, TODO todo tiene que ser bonito. Es una obsesión por la perfección. Todo por el status. Todo para que nos contraten. Todo para que cuando nos visiten, nos vean como personas "bien". Todo para que nos vean. Todo para que nos crean. Somos la máxima expresión del snob.

Mi papá toda la vida me ha dicho que a una persona talentosa siempre le darán el trabajo aunque su ropa tenga polillas, porque su talento predominará antes que los rotos de su camisa; paradójicamente, siempre me intentaba aterrorizar diciendo que, si me hacía un tatuaje, nunca me contratarían en algún lado.
Aquel pensamiento de mi papá, que era como una base para no dejarme absorber por la plasticidad, hoy se pone en duda con el atestiguamiento del alce de cientos de personas que, por AUTO-SOBRE-exponerse -con o sin talento-, han conseguido hacerse un espacio en la sociedad. Todo por el manejo de su imagen. A punta de plasticidad, sí, pero lo han conseguido y eso es lo que importa, no?. Aún así, mi papá mantiene su pensamiento de contraposición.

Es un cínico, pienso.

Entonces recuerdo el cinismo, filosofía desarrollada por Antístenes, que buscaba alcanzar la pureza del hombre, llegando a una naturaleza tan primitiva que podía ser comparada con la vida de un perro. Para lograrlo, había que alejarse de cualquier estilo de vida basado en la apariencia, lujo y hedonismo. Graciosamente bajo toda esa pretensión, se escondía cierta necesidad desmedida de distinguirse, tanto que Sócrates, maestro de Antístenes reconociendo su negado-histrionismo, le dijo «Veo, Antístenes, tu orgullo a través de los agujeros de tu manto». Dejando claro que cualquier antítesis, esconde una tesis; que cada temor, esconde un placer y que cualquiera en su afán de querer pasar desapercibido, está siendo notado a la vez.

Seguido, recuerdo a Andy Warhol y de cómo se vestía con ropa vieja -llena de agujeros de polillas- cuando asistía a alguna entrevista de trabajo, para que sintieran lástima por él. Aún cuando sus dibujos era una maravilla, él quería asegurarse de obtener la comisión. Eran las palabras de mi papá materializadas! Pensé. Un cínico aceptado. Pero inmediatamente recuerdo cómo hoy Andy Warhol, más allá de su trabajo, fue un puto genio que vivió y se hizo millonario a partir de la credibilidad que proporcionaba la apariencia: más allá que su vestir fue el codearse con la lista A hollywoodense, la crème de la crème retratándoles y vendiendoles la imagen que ellos habían creado para sí mismos. Más de 30 años después ¿Cómo un artista no va a ser considerado como tal si los Kennedy eran asiduos compradores?

Aterrizando en materia de moda, aquel mundo frívolo que supuestamentente exige una presentación personal para generar una supuesta credibilidad y dónde, vestir un traje viejo o visitado por polillas sólo se acepta si algún diseñador lo propone (Chalayan y McQueen respectivamente), se llena de contradicciones.
Por ejemplo, es muy común escuchar entre los fashionistas y no fashionistas qué, para ser moderno "hay que vivir la moda", eso significa: abrazarla, respirarla, idealizarla, alabarla y sobretodo, exteriorizarla. Claro, si un cuerpo lleva puesto las últimas tendencias es muy común que la gente, note que es una amante de la moda, una "víctima", un moderno. Pero, ¿cuándo no es así? Cuando su físico no representa nada de un amante de la moda por equis razón  pero la puede amar más que aquél que va vestido de etiquetas de más de 1000 euros? ¿Es injustificable?
Es un estereotipo, sí, pero también hay que ser honestos. Son más los modernos populares y no populares que se levantan en un barrio o en el mundo o en el mundo de la internet simplemente por lo que compran y son considerados absolutos fashionistas y referentes como futuros guardianes de la moda. Es como si su persona tomara fuerza por portar un Birkin y un par de zapatos Prada. Son hijos del consumismo. Eso tiene sus beneficios: hace que te traten mejor en un restaurante, hace que no desconfien cuando entras a una tienda, hace que Miranda Priestly te sonría al entrar a su oficina, y por encima de todo, hace que crean en ti. También tiene sus contras, por ejemplo: que te encasillen como el propio fashionista, frívolo, banal, materialista y corto de intelecto. Estereotipos.

Estereotipos que se basan en la apariencia, como todos los estereotipos, y en el mundo de la moda impera la apariencia. Que Anna Wintour exija a Oprah, bajar de peso o que Hilary Clinton deje de usar el azul naval tan seguido si quieren una portada en Vogue, sólo hace que los seguidores, al enterarse de esto, se sientan en derecho de exigir  lo mismo y juzgar con dedos las normativas que parecen imponerse a través de los reguladores, como me gusta llamarle a este tipo de personas. Algunos tragan entero sin masticar. Esos son los que rebloggean en tumblr la famosa frase de Anna Wintour "son más los que mueren de bulimia que de anorexia". La rebloggean con un gozo y con comentarios que sólo incitan a hostigarse por la apariencia. Karl Lagerfeld también propone que "Una apariencia respetable es suficiente para hacer a las personas interesadas en tu alma" y todos sucumben ante ella. Frases frías de autodefensa que protegen su negocio, sus ventas, su imagen y la credibilidad de su profesión.

Anna y Karl podrán ser tal vez los pesos pesados más importantes vivos en el mundo de la moda pero aunque muchos piensen en ellos como absolutos, no lo son. Y eso es lo único que admiro de la Dello Russo, que no acepta nada Chanel en su Vogue y hace "Gwaaaah! cuando le mencionan la marca.
Cada regla tiene su exepción, cada filosofía tiene su Antístenes y el mundo de la moda no siempre se rige de la apariencia. Es sólo pensar en Dello Russo y esa situación, aunque ella es una mujer que de hecho sí vive la moda al punto de la exageración pero hay casos más precisos.

Las hermanas Mulleavy, diseñadoras de Rodarte, una de las casas de moda más respetadas actualmente, haciendo vestidos preciosos y mágicos, siempre visten de negro y no se les da por bajar de peso; o la respetada Coco Chanel,  precursora del minimalismo chic y defensora del "menos es más" habitaba en una casa ataviada en barroquismo absoluto; o Donatella, quien en su filosofía de mujer Versace, prefiere enfundarse en unos pantalones negros, costumbre que ha dejado ahora que sabe que figurará en todos los blogs de moda al mostrar una colección; y hasta la adorada Grace Coddington, siempre de negro con su cabello frizzado que no entiendo como pueden amar si es feísimo sólo hace pensar que la gente también confia en alguien que profesa y no aplica. O acaso alguien no ha visto como se viste Patricia Field, estilista de las estrellas y de El Diablo Viste de Prada?

Los del problema no son ellos. Cecile Beaton dijo que "los verdaderamente modernos, ignoran la moda". Yo quiero pensar que los del problema son los obstusos de mente que piensan que por seguir una tendencia que cambia cada 3 meses, se creen en derecho de juzgar, evaluar y justificar el que no siga la moda como doctrina de vida. Y lastimosamente, esos son los que más abundan y se duplican al momento que leen cada dos líneas de éste post.

Hoy nadie se escapa. Mientras exista una cámara digital o una webcam o una de seguridad o con sólo tener nuestra foto en el curriculum vitae todos estamos siendo juzgados y estamos siendo valorados por nuestra imagen antes que por nuestro interior o nuestros logros o por lo que digamos; de la misma forma que somos juzgados por el lugar del que venimos. Si somos ricos o tenemos padres influyentes tenemos las de ganar. Si no somos de Latinoamérica, igual. Porque un tercermundista no puede saber de moda, menos si viene de Barranquilla. Sólo hay que tenerlo claro y aprender a vivir con eso, o por algo Kate Moss no ofrece entrevistas. Es la credibilidad basada en la apariencia, es una imagen que vale más que mil palabras; es una apariencia respetable que hace interesante su alma; es mejor estar callado y parecer idiota, que abrir la boca y despejar todas las dudas... ó abrir la boca y comenzar a callar a mil personas.

13.12.11


Indudablemente, éste fue el año de Miuccia. No sólo porque su colección PrimaveraVerano2011 apareció en todos las editoriales de todas las revistas sino también porque ser la más fusilada en los Zaras, Carrefour, Exitos y plazas de mercado.
 
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